viernes, 11 de julio de 2008

Placeres de ciudad

Es invierno, son las 7 de la mañana o las 7 de la tarde, hace mucho frío y tenés sueño. Tus manos congeladas presionan los bolsillos, como si empujar hacia abajo fuera a darles calor. Vas encorvado, porque aparentemente ir derecho te cambia la temperatura corporal, sentís como cada uno de tus músculos se tensa, ¡con razón estás tan contracturado! Lo único que pensás es en llegar ahí a dónde te dirigís. Entonces encontras un alivio en el trayecto, algo que te toma casi por sorpresa, porque por más que camines siempre por el mismo lugar, solés olvidarte de su presencia. Durante algunas mílesimas de segundo tu sufrimiento para y te ves envuelto en una nube de calor y aroma a ropa limpia. Acabas de pasar por la puerta de un Lave-Rap.

miércoles, 9 de julio de 2008

Cortina húmeda


La inmensa tela celeste que durante el día flota sobre nuestras cabezas hoy parecería haberse borrado del mapa ¿A dónde escapó el cielo? ¿Qué es esta manta oscura y gris que en vez de abrigar, enfría?
Comienzan a caer gotas, alguien llora nuestros errores desde arriba. Las calles se desbordan de paraguas, el ritmo se vuelve más veloz: de pronto todo el mundo está apurado. Aumenta el ruido: estallan bocinas y relámpagos; también crecen los nervios y el humor se torna más sensible. Las personas se alteran, aviolentan e intentan huir. Retornar a lo primitivo, se dejan dominar por sus instintos básicos y vencidos por la individualidad, empujan, atropellan, y sin volver para mirar, continúan su camino ¿Qué nos pasa? Después de tantas lluvias en la experiencia, ¿no nos deberíamos haber acostumbrado ya?