lunes, 7 de enero de 2008

La habitación del pánico

En tu cama hay un libro entretenido, un par de auriculares tipo disquería, el celular puesto en "silencioso" con 3 pesos de crédito como mucho, como siempre...Tu almohada reposa verticalmente contra la cabecera. Permanecés sentada, espalda contra el borde de madera, en el piso. Llevás puesto un short de pijama, una remera vieja y cómoda, y la pulsera y medias que te acompañaron durante el día. A tu izquierda, una revista de música y tus pantuflas de sapito, a tu derecha, el inútil control remoto. La televisión prendida en "mute" es sólo un espejismo de movimientos, una falsa sensación de compañía. El ventilador, puesto en el anteúltimo nivel de intensidad, gira y gira y aún así, apenas se puede respirar. El calor te tiene idiota. Tu cuerpo se desliza lentamente, al compaz de una música un tanto tétrica que alguien toca en un piano. Al ir cayendo, tu piel se despega de la madera plastificada, emitiendo un sonido similar al de la ropa con velcro. Todo se resume a una noche más de insomnio, de vueltas con pocas idas, de preguntas de reducidas respuestas, y de pesadillas disfrazadas de ilusiones. Así es enero en Buenos Aires...