Piedra, papel o tijera ¡Ya!
Mientras mi mundo se derrumbaba yo seguí caminando. Avancé paso tras paso, sin mirar hacia la nebulosa periférica, sin reparar en las grietas en el suelo, sin parar a pensar qué era lo que estaba sucediendo. El tiempo continuó, y algunos agujeros comenzaron a agrandarse; ya no se trataba de simples huecos sino que ahora el vacío me rodeaba: a dónde tantease sólo encontraba oscuridad, pozos, paredes y trampas.
Al ver el riesgo aceleré el ritmo, sentía que la noche estaba viniéndoseme encima y yo no dejaría que me atrapara. Por un tiempo viví a cualquier velocidad, sin medidas, sin mesura, sin límites. Pero entonces aquella negrura también aceleró y acabó por alcanzarme. Fragmentos del cielo cayeron sobre mí y fue así que me vi sumida en un remolino sin salida, porque en la negación, los problemas siempre terminan aplastándonos.
Al ver el riesgo aceleré el ritmo, sentía que la noche estaba viniéndoseme encima y yo no dejaría que me atrapara. Por un tiempo viví a cualquier velocidad, sin medidas, sin mesura, sin límites. Pero entonces aquella negrura también aceleró y acabó por alcanzarme. Fragmentos del cielo cayeron sobre mí y fue así que me vi sumida en un remolino sin salida, porque en la negación, los problemas siempre terminan aplastándonos.
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