sábado, 22 de septiembre de 2007

SIGLO XXI


No sé si lo perciben, pero estamos viviendo una etapa única en la historia. Nunca nadie tuvo acceso a informaciones tan rápido: gracias a una orden que nuestro cerebro le da a nuestra mano, se coordina la motricidad y apretamos un botón. A la vez, un cerebro artificial y electrónico comienza a ejecutarse. Los datos que muestra son percibidos por nuestros ojos, y las imágenes y textos, analizados por nuestro intelecto. Luego nos servimos de la cultura y de las experiencias personales, que adquirimos a través de la interacción con el mundo externo, para procesar lo que estamos observando. Nuestra personalidad también entra en juego. Y en la conformación de la misma, intervienen, intervinieron y seguirán interviniendo miles de pequeños y grandes hechos, palabras, recuerdos y mecanismos. Todo esto hace que los nuevos datos que recibimos, sean absorbidos por nuestra persona, a través de un filtro de objetividad y subjetividad interna, y que tomen una forma diferente a partir de ello. Por eso es que cada noticia, hecho, imagen, palabra, cada estructura, sonido, comentario, relato, acorde,nota, provoca una reacción distinta en cada individuo.

Y eso es lo que acaba de sucederte.

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